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¿Cómo empezó todo?Manu se metió en el mundo del café desde muy joven. No era casualidad: su abuelo había fundado BERKEL, el histórico tostadero. Entre máquinas, granos y espressos, comenzó un recorrido por la gastronomía. Con el tiempo, decidió que quería emprender por su cuenta, y naturalmente surgió la idea de Martinica. En otro lugar del mapa, Pedro y Santi. Amistad de toda la vida, de esas que maduran y se reinventan. Habían comenzado a investigar la producción de brebajes y cerveza artesanal, pero un día el café les cambió el rumbo. Se sumergieron en el universo del tueste, el agua, la temperatura, la molienda. Empezaron a formarse, compraron su primer molino. No había vuelta atrás. En Santa Fe, “nos conocemos todos”, dicen. Era cuestión de tiempo hasta que se cruzaran. Capacitaciones, talleres y charlas confirmaban que los unía un entusiasmo que no era pasajero. En 2021, Manu viaja a México para conocer desde adentro el trabajo en fincas cafeteras. Martinica debía transformarse en un equipo, y estaba claro quiénes podían sumarse. Durante ese tiempo, Pedro y Santi no solo sostuvieron el proyecto: lo hicieron crecer. Desde entonces, Martinica sigue su historia como comunidad de amantes del café y escuela en constante evolución. El semillero de baristas, como nos gusta llamarlo, es un espacio de encuentro y formación real, con foco en el detalle, la práctica y la transmisión honesta del conocimiento. Si el café te apasiona, este es tu lugar. No importa si recién estás empezando o si llevás años entre recetas y extracciones. Lo importante es saber que de aprender, nunca se termina. Te damos la bienvenida a Martinica. |